domingo, 12 de marzo de 2023

 

El precio del reloj de siete horas

 

Tantum elementa queunt permutato ordine solo

(Lucrecio)

 

 

Oh, compañeros maestros: tomando en cuenta los hechos,

sabiendo cuán implacable debe de ser la verdad

cuando se mira a sus ojos, os quiero hoy preguntar

si aún seguís enseñando a sumar y a sumar como ayer,

cuando aún creíamos todos, benditos, ilusos,

que la suma no iba a tener que acabar…

 

Oh, compañeros poetas, camaradas del álgebra –dicen

que no es lo mismo, y para mí es igual–, ¿se os maldijo, acaso,

como a Casandra Apolo, para jamás ser creídos

cuando decís la verdad? ¿No explicáis ya que ese potro,

interés que llaman simple, sencillamente no existe,

y que su hermano el compuesto nunca se deja domar?

 

¿O es como el nombre de Dios? ¿Tantísimo tiempo en los libros

y nadie se atreve a nombrarlo? Si es así, lo diré yo:

¡Es la exponencial! (Torbellino infinito, sed insaciable,

cruel Leviatán, explosivo cáncer, abismo espiral).

Así es el alma del crecimiento que rige esa ley,

a eso llevó y llevará reinvertir lo ganado sin freno.

 

Pues quien no reinvierte, no baja los precios. Y así

se hunde al cabo en el fango, en la jungla de la competencia.

«Es la reproducción a escala ampliada», nos dijo

cierto sabio de Tréveris. Pero cayó en el olvido.

 

Ay, mis amigos que emprenden –mas no una busca

del amor, o de la belleza, tampoco de la justicia

social–. Perdonad si me atrevo a inquirirles también.

Y ¿cómo harán para no explotar a ningún empleado

cuando a su vera el otro empresario, que exprime a los suyos,

venda su zumo barato, y pulverice los precios?

¿Cómo cumplirán la promesa de ser siempre un “buen patrón”?

Me urge saberlo, que a ratos no puedo dormir, que ese zumo

que se está vendiendo siento a veces como si saliera de mí.

 

Y por último, compañeros de ciencias, tomando en cuenta lo visto

en tema medioambiental ¿por qué os quedáis en silencio,

qué más hay que saber? ¿Por qué no hablar todos a una

para decir basta ya? ¿Por qué no exigir que se ataje

el giro de la espiral? Que el cuerpo de nuestro planeta

es reloj de siete horas: un cuerpo bello y finito,

como finito y bello es el cuerpo de vuestros retoños

y padres, y amigos, y el mío.

 

Cuerpo-mundo que tiene

lugar para mil maravillas.

Para el “reino de la libertad”

(lo cual no es más que cobijo y abrigo,

la tarde libre, la mesa llena, y un poco más…).

 

Pero en su seno no cabe un crecimiento infinito.

Pero sus lindes no abarcan ganancia en exponencial.

Pero la deuda, el empréstito, la hipoteca crecientes…

 

sus guerras, sus armas, sus bancos,

 

su patriotismo de banderas…

 

Ah, y el “desarrollo sostenible”, cómo no.

(Valiente suicidio: ¿sostenible, cabalgando ese potro?)

 

                   ¡Pero ya basta!

 

                   ¡Acabemos!

 

       ¡¡Salgamos de la exponencial!!

 

Pepe Ródenas, 12 de marzo de 2023